Marte, más conocido como el Planeta Rojo por su característico color, es el único planeta rocoso del Sistema Solar en el que se pueden dilucidar con relativa facilidad detalles en su superficie. A pesar de no ser el planeta más cercano al Sol o a la Tierra, ni el más grande o pequeño del Sistema Solar, de todos los planetas, Marte es quizás el planeta más referenciado en la literatura universal, ya que durante muchas décadas fue motivo de las más burdas fantasías de vida extraterrestre, llegándose a creer que ciertos rasgos que se observaban en su superficie eran mega-canales construidos por una civilización claramente más avanzada que la nuestra que tenían como función alimentar a las ciudades marcianas con el agua de sus casquetes polares. Todo esto no me lo estoy inventando, sino que en realidad fue así.
El astrónomo que llevó toda esta fantasía al extremo fue Percival Lowell, quien desde su observatorio en Flagstaff, Arizona, elaboró un mapa de la superficie marciana que ilustraba (con todo y nombres propuestos por él mismo) todos los canales que según había en el Planeta Rojo. El cómo pudo Percival Lowell elaborar un mapa tan detallado de la superficie marciana con las limitaciones tecnológicas de la época es todo un misterio, y lo que es peor, hoy sabemos que los canales dibujados por Percival Lowell no se corresponden con la realidad. Además del escándalo de los falsos canales, Percival Lowell también es tristemente recordado por sus "descubrimientos" de cometas que nadie más podía observar. Quizás, el único mérito de Percival Lowell como astrónomo es haber construido el Observatorio de Flagstaff, desde el cual la noche del 18 de Febrero de 1930 se descubrió Plutón (por Clyde William Tombaugh), el que fue una vez el décimo planeta del Sistema Solar.
Regresando al protagonista de la presente entrada, el tamaño aparente de Marte es el más variable de todos los planetas del Sistema Solar, variando su diámetro angular desde 4" de arco (similar al del planeta Urano) en su punto más alejado de la Tierra hasta 28" de arco en su punto más cercano. Con 150 aumentos, la vista de Marte en su punto más próximo a la Tierra es similar a la que se muestra en la siguiente fotografía, tomada el 13 de Abril del 2016:
Esta fotografía muestra con bastante claridad los dos rasgos principales de la superficie del Planeta Rojo: sus casquetes polares y sus regiones oscuras. Los casquetes polares marcianos, si bien están compuestos principalmente por agua congelada, también poseen una cubierta de dióxido de carbono congelado (hielo seco). Por otro lado, las regiones oscuras del planeta están compuestas por rocas basálticas de origen volcánico, cuya superficie está generalmente desprovista de polvo ya que su elevación es mayor que la superficie que la rodea, por lo que son más susceptibles a ser "limpiadas" por el viento marciano. Como el polvo marciano que se deposita en la superficie baja del planeta refleja más luz que la roca basáltica, entonces, por contraste al observar Marte a través del telescopio la roca basáltica se ve oscura, que es lo que se observa en la imagen. Además, como el eje de rotación de Marte está inclinado 25.19° con respecto al plano que contiene al Sol y a la órbita del planeta, Marte presenta estaciones similares a las de la Tierra, las cuales se manifiestan claramente como variaciones en el área de las superficies de los casquetes polares y de las regiones oscuras. Estos cambios, aunque lentos, son perceptibles si se mira atentamente al planeta durante varios meses.
Otro aspecto resaltante de Marte es que, junto con Júpiter, son los únicos planetas del Sistema Solar cuya rotación es fácilmente apreciable durante una noche de observación, tal como lo demuestra la siguiente secuencia de imágenes, tomadas el 11 de Octubre del 2020:
Con esta vista más ampliada del planeta, notará el lector que las regiones oscuras no son homogéneas, sino que poseen diferentes formas y tonalidades que sólo son perceptibles con los máximos aumentos (225) que me proporciona mi telescopio de 114 mm de apertura. La siguiente fotografía muestra los nombres de los principales rasgos presentes en la primera imagen de la secuencia:
En particular, destaca la enorme región oscura Syrtis Major, el cual fue el primer accidente geográfico en ser descubierto en la superficie de otro planeta (hallazgo hecho por Christiann Huygens en 1659).
Hasta mediados del año 2018, yo pensaba que las regiones oscuras y los casquetes polares constituían los únicos detalles de la superficie marciana que mi cámara web podría captar con mi telescopio de 114 mm de apertura, y es que incluso en las fotografías de Marte de mis libros de astronomía tomadas por renombrados observatorios terrestres, no se lograba distinguir más detalles que los que se observan en la última imagen. Sin embargo, la noche del 4 de Septiembre del 2018, decidí determinar cuál era el límite de captación de mi equipo con el Planeta Rojo como objetivo, así que establecí con mucha paciencia los aumentos máximos que me podía dar mi equipo (proyección por ocular de 4 mm) y procedí a realizar una serie de tomas del planeta. Después de un agresivo procesamiento de las imágenes, a primera vista los resultados sólo parecían versiones ampliadas de las fotografías líneas más arriba, ya que aparentemente no se discernía nada nuevo. Pero al analizar visualmente la secuencia de imágenes más cuidadosamente, me di cuenta de que había una manchita oscura cerca del borde superior del planeta que giraba junto con los demás detalles de la superficie marciana debido a la rotación del planeta.
Me di cuenta de algo increíble:
¡AQUELLA MANCHITA ERA NADA MÁS Y NADA MENOS QUE EL VOLCÁN MÁS ALTO DEL SISTEMA SOLAR: EL OLYMPUS MONS!
Jamás en mi vida había pensado que algún día podría fotografiar un detalle tan "minúsculo" de la superficie marciana con un equipo tan modesto como el mío. Y es que, según muchos usuarios de varios foros de astronomía en internet, mi telescopio no era más que un "telescopio de juguete" con el que nunca podría apreciar las maravillas del universo en todo su esplendor, a pesar de que estos mismos usuarios nunca habían probado el telescopio en mención. Y mire, con esta imagen del Olympus Mons, les estoy demostrando a todos esos opinólogos que nunca se debe hacer comentarios de cualquier cosa si antes no se la ha usado al menos una vez. Ley fundamental de la vida.
A pesar de lo ya espectacular que suena haber tomado una fotografía de un volcán en la superficie de otro planeta, la imagen todavía esconde más tesoros, los cuales sólo se vuelven visibles al incrementar el contraste de la imagen con falso color:
La última imagen revela que el Olympus Mons no estaba solo, sino que también había llegado a captar 3 volcanes más: Ascraeus Mons, Pavonis Mons y Arsia Mons. Los cuatro volcanes de la fotografía son mucho más grandes que los de la Tierra, pero con sus 21.9 km de altura y 610 km de diámetro, el Olympus Mons es, por mucho, el dios de los volcanes del Sistema Solar.
Felíz y emocionado a más no poder, me pregunté si sería posible tomar otra fotografía de los volcanes marcianos en otra ocasión. Para mi sorpresa, la madrugada del 26 de Octubre del 2020, tuve otra oportunidad para registrarlos con el sensor de mi cámara web. Una de las imágenes que obtuve aquella noche de observación es una de las mejores que he tomado del Planeta Rojo:
Siendo la secuencia de imágenes que tomé aquella noche la siguiente:
Nuevamente, Stellarium nos muestra los detalles visibles de la superficie marciana a la hora en que se fotografió el planeta:
Al invertir la última fotografía del planeta y al aumentar el contraste por falso color, nuevamente se volvieron evidentes los cuatro volcanes más colosales del Planeta Rojo, aunque uno de ellos (Pavonis Mons) ya no era tan discernible como los otros tres.
Impresionante, ¿verdad? Y todo esto con un equipo que para estándares de hoy sería considerado como extremadamente básico, ya que ni mi telescopio ni mi cámara web están especializados en astrofotografía planetaria, ni mucho menos son tan avanzados como los equipos que actualmente se pueden conseguir. El lector podrá encontrar en Internet muchísimos ejemplos de lo que se puede hacer con equipos avanzados hoy en día. Así de mucho ha evolucionado la tecnología.
Sin embargo, no por ello considero que se deban ignorar los logros que simbolizan las fotografías mostradas en la presente entrada, ya que todo lo mostrado, hace sólo unas décadas, era impensable porque en aquellos tiempos no existía tal cosa como apilamiento de imágenes, wavelets o convolución, las cuales son herramientas matemáticas y computacionales que hoy en día permiten reducir significativamente los efectos negativos de la turbulencia atmosférica, que durante tantos siglos impidió a los astrónomos antiguos dilucidar los detalles más minúsculos de la superficie de los cuerpos celestes del Sistema Solar, a pesar de que, físicamente, estos detalles sí estaban al alcance de los instrumentos de la época.