Antes de que mis padres me regalaran por mi cumpleaños N°12 mi primer telescopio, un refractor Shilba de 60 mm de apertura, pensaba que, incluso con un telescopio más grande, a lo mucho sólo podría observar algunos objetos (los más brillantes) del catálogo Messier. Total, las fotografías de los objetos listados en este catálogo han sido siempre los protagonistas del numerosos libros, por lo que era natural que pensara así. Sin embargo, mi actual telescopio y mi creciente experiencia, demostraron que estaba muy equivocado.
Hay varios objetos del catálogo NGC (New General Catalogue) que son más brillantes que los objetos Messier más débiles, algunos de los cuales los plasmé en mis hojas de observación para la posteridad. Y entonces pensé, que ese era el límite. Que no importara si me iba a un cielo oscuro, nunca podría observar ningún objeto que no fuera Messier ni NGC.
Sin embargo, por segunda vez, el Universo me dio otra sorpresa: existe un catálogo menos conocido, llamado IC (Index Catalogue), el cual sirve como suplemento del catálogo NGC. La observación de la mayoría de los objetos IC requiere telescopios de gran apertura (250 mm en adelante) debido al bajo brillo de los objetos en la lista. Sin embargo, como verá el lector, existen algunas excepciones.
IC 418, más conocida como la Nebulosa del Espirógrafo, es una nebulosa planetaria de la constelación de Lepus (la Liebre), ubicada al sur de la famosa constelación de Orión. Con una magnitud aparente de 11 y un diámetro de sólo 30", esta nebulosa es todo un desafío "cazarla" con un telescopio de 114 mm de apertura.
El 26 de Abril del 2019, en un día sin Luna, decidí enfrentar este desafío, y después de orientar mi telescopio de 114 mm de apetura al lugar donde debía ubicarse la nebulosa planetaria, obtuve la siguiente vista a través del telescopio:
Con 225 aumentos (ocular de 4 mm), IC 418 se ve sola en el campo de visión, sin ningún detalle en su interior; sólo se llega a observar una esferita gris muy pequeña y tenue, aunque bien definida. Estoy seguro que en un día con Luna o con alta polución atmosférica, esta nebulosa sería completamente invisible.
Sin embargo, cuando uno observa cualquier objeto a través del telescopio, debe siempre tener en cuenta QUÉ ES EXACTAMENTE lo que está observando, más que en enfocarse en lo espectacular que es el objeto. Si el observador es incapaz de hacerlo, me temo mucho afirmar que la astronomía aficionada no es lo suyo, y que mejor sería que se dedique a otra cosa. Si el observador logra comprender esto, entonces está en el lugar indicado.
En el caso de la Nebulosa del Espirógrafo, el observador debe comprender que está observando a una estrella en las últimas etapas de su evolución estelar; es decir, de su vida. Esta estrella ha expulsado sus capas exteriores hacia el espacio interestelar, dejando expuesto su núcleo, el cual emite radiación ultravioleta tan potente que provoca fluorescencia en el material expulsado por la estrella, causando el característico brillo de la nebulosa.
Créditos: Telescopio Espacial Hubble, NASA.
Como decía, haber cazado esta nebulosa con mi telescopio de 114 mm desde la ciudad de Lima fue todo un asombro para mí, sobre-todo porque esta nebulosa forma parte del difícil catálogo IC. Es de las cosas bonitas que tiene la astronomía. A veces puede ser bastante frustrante, como cuando quieres observar un evento astronómico y precisamente ese día está completamente nublado. Pero por otro lado, nos ofrece estas vistas que no hacen más que confirmar la que siempre ha sido mi filosofía de observador del firmamento: en una noche despejada, no importa si estás en una ciudad o en el campo, siempre hay algo interesante que mirar en el cielo.