Neptuno es el último planeta del Sistema Solar en distancia al Sol, tan alejado de nosotros que su disco nunca excede los 2.3" de arco, ni tampoco brilla con una magnitud aparente superior a 8.4. Estos parámetros de Neptuno hacen que cazarlo desde una ciudad sea todo un reto, ya que para buscar un objetivo, uno siempre utiliza bajos aumentos, y con bajos aumentos Neptuno es completamente indistinguible de las miles de estrellas de cielo nocturno con una magnitud aparente similar. Es por ello que, al igual que Mercurio, sólo he observado a Neptuno en un par de ocasiones.
Para que el lector tenga una idea de lo pequeño que se ve Neptuno a través de la mayoría de instrumentos ópticos, con un telescopio de 114 mm de apertura a 225 aumentos (máximos aumentos), Neptuno no ofrece más de lo que se muestra en la siguiente fotografía, tomada el 7 de Diciembre del 2018 desde la ciudad de Lima, Perú.
Visualmente es incluso peor, ya que el disco del planeta es tan pálido que ni siquiera se logra distinguir su característico color, sino que se ve completamente gris. En la fotografía, la cámara web responsable de la toma sí logró capturar el color azul de la superficie de Neptuno porque en condiciones de poca luz los sensores fotográficos sí pueden captar colores, mientras que el ojo humano sólo puede distinguir tonalidades de grises.
Demás está decir que la vista de Neptuno a través del telescopio no es nada espectacular. Sin embargo, todo astrónomo aficionado que observe Neptuno debe de tomar en cuenta que está observando al último planeta del Sistema Solar, el cual está tan alejado de nosotros que nunca se acerca más de 4300 millones de kilómetros. Además de éste, hay un motivo aún más interesante para observar a Neptuno: fue el primer cuerpo celeste cuya existencia y posición fueron predichas matemáticamente a partir de las perturbaciones observadas en la órbita del planeta Urano, usando nada más que las Leyes de Newton, y en una época (siglo XIX) donde no había tal cosa como las computadoras para hacer los cálculos numéricos. Todos estos cálculos fueron hechos a mano por Urbain Le Verrier, quien comunicó a Johann Galle en 1846 la posición donde debía ubicarse el planeta. El astrónomo Johann Galle, al recibir la carta de Leverrier, dirigió el telescopio del observatorio en el que era ayudante del célebre astrónomo Johann Franz Encke, y halló a Neptuno a sólo 1° de distancia de la posición predicha por Le Verrier, descubriéndose así al planeta responsable por las perturbaciones observadas en la trayectoria de Urano. En realidad, la historia detrás del descubrimiento de Neptuno es más complicada que la que he relatado en la presente entrada, pero el lector puede encontrar la historia del descubrimiento de Neptuno fácilmente por Internet.
Sólo si el astrónomo aficionado tiene en cuenta todo lo mencionado, podrá disfrutar al máximo de la obscura vista del planeta más externo de nuestro Sistema Solar.