NGC 3242, más conocida como el Fantasma de Júpiter, es una nebulosa planetaria ubicada en la constelación de la Hidra a una distancia de 4300-5300 años luz. Con una magnitud y tamaño aparentes de 8.6 y 25', respectivamente, NGC 3242 posee una densidad de brillo superficial suficiente para poder ser observada con un telescopio de apertura media, incluso desde cielos urbanos, tal como lo comprobé la noche sin Luna del 12 de Marzo del 2019 con un telescopio de 114 mm de apertura desde la ciudad de Lima:
Con 225 aumentos y con la vista desviada, NGC 3242 se veía como mancha ovalada grisácea y difusa, pero no tan tenue como suele ser lo usual de observar objetos nebulosos. Dentro de la mancha se observaba un núcleo blanquecino bastante potente igualmente ovalado, el cual era tan brillante al mirarlo con la vista desviada que no dejaba dilucidar ningún detalle en su interior, ni siquiera la enana blanca responsable del brillo de la nebulosa, cuya magnitud aparente de 11 debería ser asequible para un telescopio de 114 mm de apertura. Desafortunadamente, si miraba directamente a la nebulosa, si bien la zona central perdía su potencia lumínica, sus detalles internos eran tan difusos y borrosos que no se llegaba a construir una imagen discernible. Junto a NGC 3242 en el campo ocular también se observaban tres estrellas, dos de ellas moderadamente brillantes.
La vista que tuve de NGC 3242 aquella noche del 12 de Marzo del 2019 fue bastante placentera (ya que fue la segunda nebulosa planetaria que observé) e intrigante al mismo tiempo (por no haber podido observar la estrella central), y estuvo motivada por la exitosa observación que había hecho de NGC 2392 bajo las mismas terribles condiciones del cielo nocturno limeño 2 meses atrás. Sin embargo, aún me quedaba la siguiente interrogante: ¿Por qué no había podido observar la estrella central de la nebulosa planetaria? Una fotografía del Telescopio Espacial Hubble responde a esta cuestión perfectamente:
Créditos: HST, NASA y ESA.
Nótese que la estrella central de NGC 3242 ilumina la capa interior de la nebulosa planetaria a un nivel tal que, si se la mira con la vista desviada, se vuelve muy difícil distinguirla del brillo del fondo que la rodea. Además, la fotografía también confirma la existencia de la capa exterior más difusa que se había ilustrado en el dibujo, así como la forma ovalada de ambas capas de la nebulosa. Eso sí, el parecido al planeta Júpiter no lo noto ni en el dibujo ni en la fotografía.
Mediciones de la tasa de expansión de las capas de NGC 3242 han permitido a los astrónomos estimar la edad de la nebulosa planetaria: 1500 años aproximadamente. Esto significa que la nebulosa planetaria se formó cuando en el norte del territorio peruano la cultura Mochica estaba en pleno apogeo. Así de joven es la Nebulosa Fantasma de Júpiter.
Yo diría que NGC 3242 es un destino obligado si el astrónomo aficionado desea ver con su telescopio nebulosas planetarias con gran detalle desde cielos urbanos, al igual que NGC 2392 (Nebulosa del Esquimal). Si el astrónomo aficionado cuenta con un filtro de contaminación luminosa UHC, mucho mejor, ya que estos filtros funcionan bastante bien con nebulosas planetarias. Por supuesto, nada se le puede comparar a la experiencia de observar desde cielos verdaderamente oscuros, donde quizás el observador pueda notar el color azulado de la Nebulosa Fantasma de Júpiter.