NGC 7009, más conocida como la Nebulosa Saturno, es una nebulosa planetaria ubicada en al constelación de Acuario a una distancia de 2000-4000 años luz. Con una magnitud aparente de 8.0 contenida en un área visual de sólo 41"x35", NGC 7009 es una de las nebulosas planetarias con mayor densidad de brillo superficial del firmamento, lo cual la convierte en un objetivo asequible para telescopios de pequeña abertura, incluso desde cielos urbanos como los de la ciudad de Lima.
Motivado por su alta densidad de brillo superficial, intenté cazarla la noche sin Luna del 22 de Octubre del 2019 con mi telescopio de 114 mm de apertura desde mi residencia en la ciudad de Lima, Perú. Ya con 28.125 aumentos, NGC 7009 se distinguía de las estrellas a su alrededor pues se veía como una estrellita borrosa. Al notar lo brillante que era la nebulosa, decidí entonces forzar los aumentos al máximo, y con 225 aumentos, esta era la vista que tenía de la nebulosa planetaria aquella noche de octubre:
Con la vista desviada, la apariencia de NGC 7009 era la de una manchita pequeña grisácea, un poco tenue y difusa, con forma ovalada, cuyo lado derecho parecía estar incompleto. No logré discernir ningún detalle interno, mucho menos su estrella central. Sólo una estrellita débil acompañaba a NGC 7009 en el campo ocular, la cual me sirvió para enfocar correctamente mi vista a NGC 7009. Si bien en el dibujo no se muestra la gran cosa, algo que me sorprendió de NGC 7009 fue lo fácil que era verla, incluso con la vista directa, algo que no es usual en objetos de cielo profundo.
Por lo tanto, al terminar aquella sesión de observación astronómica, quedé convencido de que esta nebulosa planetaria tenía mucho más para presumir, pero las potentes luminarias de mi ciudad se lo impedían. Así que, cuando llegó la pandemia y sus cielos excepcionalmente oscuros, tomé esta oportunidad para dirigir otra vez mi telescopio hacia NGC 7009. Además, ahora también contaba con mi nuevo filtro de contaminación luminosa UHC. La noche elegida fue la noche sin Luna del 29 de Abril del 2020. Usando el mismo telescopio y los mismos aumentos que en la primera sesión, la vista que ahora tenía de NGC 7009 era sencillamente espectacular:
Con la vista desviada, la nebulosa planetaria ahora se observaba como una manchita elipsoide brillante con bordes bien definidos, cuya forma y tamaño claramente se asemejaba a los del planeta Saturno con sus anillos extendidos al máximo. Por más intenté, no logré observar ningún detalle interno en NGC 7009 ni su estrella central, y es que la nebulosa era tan brillante al mirarla con la vista desviada que ya no se llegaba a dilucidar nada más que su forma, mientras que al mirarla directamente, tampoco se lograba discernir detalles internos por el minúsculo tamaño aparente de la nebulosa planetaria. Durante toda la sesión de observación, la única estrella que acompañaba a NGC 7009 resultó de mucha ayuda al facilitar el correcto enfoque de mi vista.
A pesar de lo increible que pueda sonar, lo que he decrito hasta el momento del aspecto visual de NGC 7009 no es lo que más recuerdo y recordaré de la nebulosa planetaria, ya que fue con NGC 7009 la primera vez que vi algo que antes consideraba imposible: la detección de colores en objetos de cielo profundo. Y es que durante la última sesión de observación astronómica, era evidente que NGC 7009 irradiaba una intensa luz verde cuando se la miraba indirectamente. De hecho, el color verde de la nebulosa planetaria era tan fuerte que, incluso cuando se la miraba directamente, su color verdoso era perceptible.
Así, NGC 7009 se convirtió en la primera nebulosa planetaria (y también objeto de espacio profundo en general) en la cual observé color, pero no sería la única vez (revisar entrada de la Nebulosa del Anillo M57). No me sorprende entonces, que NGC 7009 sea uno de los objetos de cielo profundo preferidos por la comunidad de astrónomos aficionados no incluidos en el catálogo Messier, ya que observar colores en objetos nebulosos es extremadamente raro, sobre todo con telescopios de apertura media-pequeña.
Una fotografía del Very Large Telescope (VLT) nos muestra a NGC 7009 en todo su esplendor:
Nótese que NGC 7009 sí cuenta con una estrella central, cuya magnitud aparente es 11.5. En teoría, su estrella principal debería observarse con relativa facilidad con el telescopio que usé en los dos dibujos líneas más arriba, pero como ya había indicado, el intenso brillo de la nebulosa planetaria no permitía distinguirla. Si bien la estrella central de NGC 7009 es 20 veces más luminosa que el Sol, esto no quiere decir que sea joven, sino todo lo contrario: la estrella central es una enana blanca, que no es más que el remanente del núcleo de la estrella cuyas capas exteriores fueron expulsadas y formaron la nebulosa planetaria. Lo que se ve, entonces, en ambos dibujos y en la fotografía, es la MUERTE DE UNA ESTRELLA, y esto es algo que todo astrónomo aficionado nunca debe olvidar al observar o fotografiar nebulosas planetarias.
La fotografía también evidencia por qué a NGC 7009 se le conoce como la Nebulosa Saturno. Creo que es innecesario de mi parte comentar más acerca de ello.
Definitivamente, NGC 7009 es un destino obligado para todo observador amante del firmamento, especialmente por el intenso color verde que irradia. Eso sí, su minúsculo tamaño exige siempre la mayor cantidad de aumentos posible, por lo que la vista de esta nebulosa planetaria mejorará mucho más si se usan telescopios con la mayor apertura posible.
Motivado por su alta densidad de brillo superficial, intenté cazarla la noche sin Luna del 22 de Octubre del 2019 con mi telescopio de 114 mm de apertura desde mi residencia en la ciudad de Lima, Perú. Ya con 28.125 aumentos, NGC 7009 se distinguía de las estrellas a su alrededor pues se veía como una estrellita borrosa. Al notar lo brillante que era la nebulosa, decidí entonces forzar los aumentos al máximo, y con 225 aumentos, esta era la vista que tenía de la nebulosa planetaria aquella noche de octubre:
Por lo tanto, al terminar aquella sesión de observación astronómica, quedé convencido de que esta nebulosa planetaria tenía mucho más para presumir, pero las potentes luminarias de mi ciudad se lo impedían. Así que, cuando llegó la pandemia y sus cielos excepcionalmente oscuros, tomé esta oportunidad para dirigir otra vez mi telescopio hacia NGC 7009. Además, ahora también contaba con mi nuevo filtro de contaminación luminosa UHC. La noche elegida fue la noche sin Luna del 29 de Abril del 2020. Usando el mismo telescopio y los mismos aumentos que en la primera sesión, la vista que ahora tenía de NGC 7009 era sencillamente espectacular:
Con la vista desviada, la nebulosa planetaria ahora se observaba como una manchita elipsoide brillante con bordes bien definidos, cuya forma y tamaño claramente se asemejaba a los del planeta Saturno con sus anillos extendidos al máximo. Por más intenté, no logré observar ningún detalle interno en NGC 7009 ni su estrella central, y es que la nebulosa era tan brillante al mirarla con la vista desviada que ya no se llegaba a dilucidar nada más que su forma, mientras que al mirarla directamente, tampoco se lograba discernir detalles internos por el minúsculo tamaño aparente de la nebulosa planetaria. Durante toda la sesión de observación, la única estrella que acompañaba a NGC 7009 resultó de mucha ayuda al facilitar el correcto enfoque de mi vista.
A pesar de lo increible que pueda sonar, lo que he decrito hasta el momento del aspecto visual de NGC 7009 no es lo que más recuerdo y recordaré de la nebulosa planetaria, ya que fue con NGC 7009 la primera vez que vi algo que antes consideraba imposible: la detección de colores en objetos de cielo profundo. Y es que durante la última sesión de observación astronómica, era evidente que NGC 7009 irradiaba una intensa luz verde cuando se la miraba indirectamente. De hecho, el color verde de la nebulosa planetaria era tan fuerte que, incluso cuando se la miraba directamente, su color verdoso era perceptible.
Así, NGC 7009 se convirtió en la primera nebulosa planetaria (y también objeto de espacio profundo en general) en la cual observé color, pero no sería la única vez (revisar entrada de la Nebulosa del Anillo M57). No me sorprende entonces, que NGC 7009 sea uno de los objetos de cielo profundo preferidos por la comunidad de astrónomos aficionados no incluidos en el catálogo Messier, ya que observar colores en objetos nebulosos es extremadamente raro, sobre todo con telescopios de apertura media-pequeña.
Una fotografía del Very Large Telescope (VLT) nos muestra a NGC 7009 en todo su esplendor:
Créditos: VLT, ESO.
Nótese que NGC 7009 sí cuenta con una estrella central, cuya magnitud aparente es 11.5. En teoría, su estrella principal debería observarse con relativa facilidad con el telescopio que usé en los dos dibujos líneas más arriba, pero como ya había indicado, el intenso brillo de la nebulosa planetaria no permitía distinguirla. Si bien la estrella central de NGC 7009 es 20 veces más luminosa que el Sol, esto no quiere decir que sea joven, sino todo lo contrario: la estrella central es una enana blanca, que no es más que el remanente del núcleo de la estrella cuyas capas exteriores fueron expulsadas y formaron la nebulosa planetaria. Lo que se ve, entonces, en ambos dibujos y en la fotografía, es la MUERTE DE UNA ESTRELLA, y esto es algo que todo astrónomo aficionado nunca debe olvidar al observar o fotografiar nebulosas planetarias.
La fotografía también evidencia por qué a NGC 7009 se le conoce como la Nebulosa Saturno. Creo que es innecesario de mi parte comentar más acerca de ello.
Definitivamente, NGC 7009 es un destino obligado para todo observador amante del firmamento, especialmente por el intenso color verde que irradia. Eso sí, su minúsculo tamaño exige siempre la mayor cantidad de aumentos posible, por lo que la vista de esta nebulosa planetaria mejorará mucho más si se usan telescopios con la mayor apertura posible.