Al igual que la entrada del cometa C/2014 Q2 (Lovejoy), la presente entrada también me remonta al pasado. Para ser más específico, una noche del 1 de Agosto del año 2012. ¡Sí, hace 12 años! Y no desde la ciudad de Lima, sino desde la ciudad de Cajamarca. Y no con mi típico telescopio Celestron Powerseeker 114eq, sino con mi primer telescopio, un refractor Shilba de 70 mm de apertura y 600 mm de longitud focal.
Recuerdo que estaba con mi familia en la ciudad de Cajamarca haciendo turismo por aquellos días. Es una ciudad hermosa, llena de historia, con deliciosa comida y gente muy servicial y amable. Al regresar al hotel, y notando que el cielo estaba despejado, armé mi telescopio Shilba y procedí a dirigirlo hacia donde yo sabía estaba NGC 4755 - El Cúmulo del Joyero, y tengo que hacer énfasis en ese "sabía" porque en aquella época tenía fácil acceso a las constelaciones de Centauro y Cruz del Sur desde la terraza de mi casa en Lima, y ya antes había observado este precioso cúmulo estelar abierto.
Con 58.3 aumentos, esta fue la vista que tuve de NGC 4755 desde la ciudad de Cajamarca (redibujado del bosquejo original):
Por supuesto, pude dilucidar muchas más estrellas que desde Lima, y con un fondo de cielo menos iluminado. El cúmulo estelar presumía de una bonita armonía producto del intenso color azul de sus estrellas y del intenso color anaranjado de una de ellas, que era inmediatamente cautivadora a la vista.
Después de cierto tiempo, logré notar que en la parte inferior derecha del campo visual comenzaba a formarse una nebulosa, por lo que procedí a añadirla en el dibujo.
Terminé muy contento con el resultado. Sin embargo, todo este contento se convirtió en confusión cuando ya en Lima busqué imágenes de NGC 4755 por Internet. El lector atento dará razón de mi confusión si mira cuidadosamente la siguiente imagen:
Fotografía de NGC 4755 tomada por el Observatorio Paranal. Créditos: ESO.
¡No hay ninguna nebulosa! NGC 4755 es sólo un cúmulo abierto compuesto por unas 100 estrellas (magnitud aparente: 4.2) ubicado en la constelación de la Cruz del Sur a una distancia de 6440 años luz; es decir, no está asociado a ninguna nebulosa. Incluso hasta el día de hoy me pregunto qué fue lo que observé aquel día. O mejor dicho, por qué observé una nebulosa donde no había nada.
Se me han ocurrido varias hipótesis para explicar tan grosero error. La primera y la más obvia, es que producto de mi inexperiencia observando nebulosas, confundí el fulgor producido por las 3 estrellas brillantes en el borde inferior derecho del dibujo (y para colmo, muy próximas entre sí) con una nebulosa. La segunda posibilidad es que el fulgor de una potente luz cercana me haya hecho ver por el ocular una nebulosa falsa, algo que también me ha ocurrido con el telescopio Celestron Powerseeker 114eq, pero que no representan ahora mayor problema gracias a mis años de experiencia en observación astronómica. La tercera posibilidad es que algún parámetro meteorológico, como la humedad, podría haber ocasionado un empañamiento de las lentes del telescopio que me habría hecho ver una nebulosa justo donde se apreciaban las estrellas más brillantes del cúmulo. Sé que en las alturas de Perú el aire es predominantemente seco, pero cuando caen heladas, la superficie de cualquier cosa que esté expuesta al aire libre se humedece producto de las diferencias bruscas de temperatura. Y las heladas ocurren, tal como aquella noche, sólo cuando el cielo está muy despejado.
Para evitar posibles errores producto de la tercera hipótesis, decidí entonces diseñar una nueva plantilla para el reporte de observación que incluyera datos meteorológicos, tales como la humedad y la temperatura, así como la presencia y fases de la Luna. Así, si algún día observara algo que en realidad no está ahí, entonces estos parámetros serían de utilidad para determinar la culpabilidad del tiempo meteorológico en la imprecisión de mis observaciones. Esta plantilla es la que el lector ha visto tan repetidamente en todas las entradas del presente blog.
Como decimos por aquí, ¡de los errores se aprende!